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Hacer el recorrido por Irán en el ferrocarril Transiraní, uno de los ferrocarriles más pintorescos del mundo es una fabulosa experiencia. Este sistema ferroviario fue declarado como Patrimonio de la Humidad por la UNESCO el año pasado.
El ferrocarril Transiraní pone en tela de juicio los estereotipos sobre Irán
Este medio de transporte, atraviesa cuatro climas diferentes y pone en tela de juicio los estereotipos de esta nación tan aislada. El ferrocarril Transiraní se extiende entre las doradas orillas del Mar Caspio y las fructíferas llanuras del Golfo Pérsico. Cuenta con una longitud de cerca de 1.400 kilómetros y es visto como una de las más grandes maravillas de la ingeniería del siglo pasado.
Cuando se pensó en su construcción, expertos de todo el mundo se encontraron ante un reto extraordinario: la ruta que se estaba planteando atravesaba cuatro climas diferentes y debía conectar elevadas cadenas de montañas, desiertos de sal, profundos desfiladeros, llanuras y bosques antiguos.
De forma distinta a lo que ocurrió con una gran parte de los proyectos de este tipo de aquella época; la construcción del Transiraní fue financiada con el producto de impuestos nacionales para evitar de esa manera la intervención de inversores extranjeros y su posterior control sobre el ferrocarril.
Reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial
Esta obra se inscribió en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO durante el año pasado. La red resultante de 174 puentes grandes, 186 puentes pequeños y más 224 túneles, fue construida entre los años 1927 y 1938; toda una hazaña que se pudo alcanzar gracias al esfuerzo de más de 70.000 trabajadores, y también a la fotografía aéreas y una amplia cartografía.
El ferrocarril Transiraní arma un increíble tapiz de paisajes, desde las tumbas y mezquitas de Qom y las viviendas nómadas de los Montes Zagros hasta los imponentes edificios de Teherán, la capital de Irán.
Durante el recorrido del ferrocarril Transiraní, los cambios de temperatura son un fenómeno realmente notable y reseñable.
Yeganeh Morakabati, investigadora de turismo y docente asociada de la Universidad de Bournemouth en Reino Unido; además es la encargada de examinar los efectos de la violencia política en el turismo de África y Oriente Próximo; dijo que, en el momento en que la persona se sienta en el tren desde Teherán para ir hacia el sur, de repente se cambia de estación en unas pocas horas.
Y agregó Morakabati que, no solo eso, sino que además la persona se siente como si le hubieran transportado desde un país hasta otro; debido a que las culturas y las gentes son muy distintas. Se refirió a un cambio total de escenario y hasta de idiomas, lo que Morakabati consideró como “fenomenal”.
El aporte del ferrocarril Transiraní para comprender un poco al país persa
Morakabati también señaló que, ciertamente la idea que tenía la mayoría de la gente sobre Irán como destino turístico polifáctico se ha resentido bastante desde la revolución de 1979; por otro lado, las sanciones impuestas por décadas y la idea negativa de Irán promovida en los medios de comunicación como una sociedad antioccidental, han marginado todavía más al país persa.
Sin embargo, a medida que más personas y turistas acuden a la nación y la experimentan de primera mano, esos estereotipos se están disipando poco a poco.
Previo a la pandemia del coronavirus, los viajes a la nación persa estaban en aumento, y con la celebración de la Copa Mundial de FIFA de este año en la próxima Qatar durante el otoño de 2022; Irán se está preparando para recibir una importante afluencia de viajeros.
Este sistema ferroviario, que empezó como uno de los proyectos de infraestructura más controvertido del país; es ahora el centro de los continuos esfuerzos de la nación oriental por reactivar su turismo.
Cómo fueron los orígenes de este sistema ferroviario
En la actualidad, el ferrocarril de Irán se celebra como un símbolo de unidad y modernidad, aunque en su construcción estuvo rodeado de mucha polémica.
El ferrocarril Transiraní tomó forma bastante tarde en comparación con sus vecinos del Imperio Otomano, Egipto y la India británica; todos ellos disponían de redes ferroviarias durante la segunda mitad del siglo XIX. De acuerdo con la explicación de Mikiya Koyagi, quien es profesor adjunto de la Universidad de Texas Austin en los Estados Unidos; y autor de “Iran in Motion: Mobility, Space and the Trans-Iranian Railway”.