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Manaos es la capital del estado de Amazonia, en Brasil. Una ciudad impactante construida en medio de las selva. Visitarla es remontarnos a un pasado glorioso, el de la fiebre del caucho. Entre 1880 y 1920 se desarrolló la explotación del árbol del caucho en la selva del río Amazonas. Esto generó una riqueza sin igual, lo que dotó de un gran patrimonio cultural y arquitectónico a la ciudad.
Testigo de ese esplendor económico, quedan lujosos edificios como el Teatro Amazonas y Manaos cuenta con el puerto flotante más grande del mundo. Te acompañamos a visitarla y te damos los mejores consejos para no perderte nada.
Qué hacer en Manaos
Manaos se puede recorrer caminando, como un viaje al pasado que nos transporta a fines del siglo XIX. Comenzamos por el puerto, diseñado por los ingleses en la época de la explotación del caucho. El puerto de Manaos es el puerto flotante más grande del mundo. Puede recibir embarcaciones de todo tipo y tamaño, incluso cuando el río está bajo. La necesidad de construir un puerto flotante se dio por las bajantes y crecidas del río. Fue inaugurado en 1907 y está localizado sobre la margen derecha del Río Negro. Es la principal entrada para el estado de Amazonas.
Además de observar el movimiento incesante del puerto, podemos admirar el edificio de la aduana (Alfandega). Llama la atención por su color y ornamentación. En realidad son dos edificios separados, uno más pequeño con torre y faro. Ambos pertenecen a la Aduana y fueron prefabricados y traídos de Inglaterra en la misma época y con el mismo estilo.
Visite el Mercadão de Manaos
El Mercado Municipal Adolpho Lisboa, llamado por los lugareños Mercadão, es hoy un imponente edificio que guarda un mercado, centro cultural y punto gastronómico. Construido también a fines del siglo XIX durante la fiebre del caucho, debe su diseño a un arquitecto muy famoso: Gustave Eifell, el mismísimo de la Tour Eiffel de París. Su estructura responde a la típica arquitectura inglesa de la época, en vidrio y metal.
Hoy se puede visitar para tomar un café. comer o maravillarse con los productos regionales. Aquí podrá ver las más variadas especies de pescados y frutas junto con artesanías y recuerdos. Un paseo para encontrar de todo. En el segundo piso se puede comer comida típica en alguna taberna con ventanas al río. Un paseo imperdible para hacer en Manaos.
Recorra la Plaza São Sebastião y sus edificios
Una curiosidad que tiene Manaos es tener una calle con ondas, iguales a las que se ven en Copacabana en Río de Janeiro. Esta es más antigua y se ubica en la Plaza central, la Plaza largo San Sebastián. El piso de piedras portuguesas formado por ondas blancas y negras data de 1901, plena época de explotación del caucho.
La Plaza abriga el famoso Teatro Amazonas, joya de Manaos y testigo del esplendor de la ciudad a fines del siglo XIX. Fue declarado patrimonio Histórico Nacional y conserva parte de su arquitectura y decoración originales. El estilo arquitectónico es renacentista con detalles eclécticos. El edificio está rematado por una espectacular cúpula realizada con teselas de colores representado la bandera de Brasil. Todos los materiales del edificio fueron traídos de Europa.
Haga la navegación al «Encontro das aguas»
Una de las excursiones más populares de Manaos es tomar un barco en el muelle (muy cerca del Mercadão) para ir a presenciar el encuentro de las aguas. A pocos kilómetros de Manaos se encuentra la confluencia de los Ríos Negro y Solimões.
Las características diferentes de ambos ríos (composición química, temperatura y velocidad) hacen que corran paralelos sin mezclarse durante aproximadamente 6 km. Se puede ver la nítida diferencia entre ambos. Al final se unen como el gran río Amazonas. Un espectáculo que vale la pena ver.