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Qué hacer en Polonia, esta tierra maravillosa donde nació el virtuoso compositor Frederic Chopin. El país del vodka, de los bisontes y de los bosques más antiguos de Europa. Polonia es el país de la polonesa y de la música, de los campos y la agricultura, de los lagos y de la costa sobre el mar Báltico.
La bella Polonia es un país de contrastes étnicos, arquitectónicos y artísticos. Es una región de pueblos góticos y románicos, un suelo de duras guerras, de ducados y pasión cristiana. Te proponemos una lista de qué hacer en Polonia, serán tus imperdibles para tu próximo viaje a la cuna de la música.
Conocer la perla de Polonia: Cracovia
Cracovia está a 290 km de la capital Varsovia y es Patrimonio de la Humanidad. Es una ciudad como salida de un cuento, con carruajes a caballo, adoquines y mansiones antiguas. No te puedes perder el mágico centro histórico, rodeado de murallas medievales. Hay que visitar el antiguo mercado (la Lonja de los paños), un hermoso edificio gótico del 1200 donde podrás comprar artesanías. Luego la Torre del Ayuntamiento, gótica y que guarda un secreto dentro: su antigua sala de torturas hoy se transformó en un restaurante.
La plaza donde está el Ayuntamiento es la más bonita de la ciudad y tiene mucho ambiente: vendedores ambulantes, retratistas y músicos. La plaza está rodeada por iglesias y casas de los siglos XIII, XIV y XV y se pueden ver los escudos de las familias.
Luego del casco histórico, hay que subir a la colina donde está el Castillo de Wawel, que data del siglo XII. Se puede visitar y reconstruir la historia de la vieja Polonia a través de sus habitaciones que guardan tapices flamencos, cerámicas, armas y miles de objetos de gran valor. En el corazón del castillo la catedral.
Recorrer Polonia en coche
Polonia tiene 220.000 km de carreteras en muy buen estado, que uno puede recorrer sin problemas. Se puede alquilar un coche y recorrer los alrededores de Cracovia. Lo primero es visitar Wieliczka, la ciudad de las minas de sal, luego Zakopane, la estación de invierno de Polonia y finalmente visitar Auschwitz, aunque este lugar es muy especial y no saldremos igual que como entramos.
Circulando por las carreteras polacas podrás apreciar el campo, la agricultura y los pueblitos campesinos. A pesar de la industrialización, aún sobrevive un 60% de la población que vive de los campos.
Visitar la mina de sal más antigua de Europa
En la ruta que conduce a Tarnov, se encuentra Wieliczka, una ciudad que vive alrededor de la sal. La gran mina funciona desde el año 1044 y hoy es Patimonio Natural y Cultural de la Unesco. Podrás hacer un recorrido para internarte por las venas subterráneas de la ciudad. Hay 150 km de túneles y galerías bajo tierra, donde verás esculturas y capillas católicas talladas de sal.
Reflexionar en Auschwitz, el recuerdo del terror
Auschwitz fue el mayor campo de concentración cosntruido por al Alemania Nazi duarnte la Segunda Guerra Mundial. Aquí murieron más de 4 millones de personas, es esepcial judíos. Hoy es un museo y Patrimonio de la Humanidad que recuerda una época de terror. Se recorren los crematorios, las cámaras de gas, las literas y los muros de fusilamiento. La visita es fuerte y sirve para recordar el horror que vivieron las víctimas y para que sirva de espejo y reflexión para la memoria universal como algo que nunca debe repetirse.
Perderte por las calles de la capital, Varsovia
Esta histórica ciudad, fundada en el siglo XIV, fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruida de las cenizas, respertando el estilo urbano original.
Los imperdibles de Varsovia son la Catedral de San Juan del siglo XIII y la plaza del mercado antiguo. A su alrededor, las casas de la aristocracia polaca convertidas algunas en restaurantes y tabernas donde probar las cervezas o el vodka polacos. Otro lugar que no puedes dejar de visitar es la famosa Barbacana, la puerta que aún se conserva de la antigua muralla de Varsovia.
Probar el vodka de bisonte
Una de las cosas más curiosas que pudes hacer en Polonia es probar el vodka de bisonte, un elixir que define la idiosincracia polaca. El sabor es fuerte y delicioso, con un gusto muy diferente al vodka que conocemos. El «Zubrowska» se realiza a partir de un proceso de fermentación de una hierba que es el manjar favorito del bisonte, el mayor mamífero que habita en Polonia.